La película es un largo homenaje al género cinematrográfico. En un largo flashback narra la historia de un respetado director de cine (Salvatore, interpretado por Jacques Perrin) que vuelve a su antiguo pueblo siciliano para acudir al funeral de su viejo amigo Alfredo (interpretado por Phillipe Noiret), el antiguo proyeccionista del cine Nuovo Cinema Paradiso y también artífice de su pasión por el cine en su infancia y juventud. La película constituye un retrato sentimental de la Italia de la posguerra y una declaración de amor al cine.
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